El agua es el alma de la agricultura, pero los agricultores de hoy en día enfrentan desafíos crecientes más allá del suministro, a saber, el aumento de algas en los estanques de riego. El cambio climático y la escorrentía rica en nutrientes de los fertilizantes alimentan las floraciones de algas, que pueden liberar cianotoxinas dañinas, contaminar los cultivos y plantear riesgos para la salud. Con la creciente presión de los consumidores y minoristas para mantener la seguridad y calidad de los alimentos, el control de las algas se ha convertido en una parte crítica de la gestión del agua agrícola.

Por lo general, los agricultores dependen de la filtración, la aplicación de algicidas y la colocación de un dispositivo de aireación en sus estanques de riego. Si bien los productos químicos pueden ser eficaces y rápidos para matar algas, pueden tener efectos nocivos en el medio ambiente y requerir aplicaciones frecuentes. Los productos químicos también deben manejarse y almacenarse de manera segura. Si bien los dispositivos de aireación ayudan a reducir el suministro de alimentos para las algas, pueden ser costosos y, aunque útiles para contribuir a la salud del agua, no matan directamente las algas. Los agricultores necesitan un medio más confiable y extremadamente rentable para hacer frente a las algas, uno que haga que sus clientes confíen en que las toxinas se eliminan del suministro de alimentos.