Introducción al Ultrasonido

La tecnología de SonicPure utiliza ondas de sonido de alta frecuencia, completamente inaudibles para humanos y animales, que generan fluctuaciones microscópicas de presión en el agua. Estas ondas viajan a través de la columna de agua e impactan directamente en las células de las algas, provocando que oscilen a su frecuencia resonante.
Este proceso debilita la estructura interna de las algas, daña sus vesículas de gas (responsables de la flotabilidad) e interrumpe su capacidad de fotosintetizar y reproducirse. Como consecuencia, las algas pierden flotabilidad, se hunden, mueren de inanición y finalmente desaparecen, sin afectar a los peces, plantas ni al ecosistema circundante.
Se trata de un enfoque no invasivo y libre de químicos, basado en principios físicos, que ayuda a restablecer el equilibrio natural del agua, funcionando de manera continua las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

Ultrasonido: sintonizado para matar

Conoce cómo la tecnología ultrasónica está llevando a avances en el tratamiento de algas y biopelícula en el agua.

El ultrasonido abarca un amplio espectro y no todas sus frecuencias son seguras para tratar el agua. El ultrasonido de alta potencia, por ejemplo, puede provocar cavitación: burbujas microscópicas que colapsan violentamente, generando calor y presión extremos, dañinos para todo organismo en su camino.

SonicPure adopta un enfoque distinto: emplea frecuencias ultrasónicas específicas a las que las algas son altamente sensibles. Al exponerse, sus estructuras internas vibran, interrumpiendo la flotabilidad y la reproducción. Como resultado, se hunden y mueren, sin químicos ni efectos colaterales.

El uso de sonido para combatir algas surgió de forma accidental hace más de un siglo, pero hoy la ciencia ha demostrado su eficacia: el sonido puede limpiar el agua, siempre que esté correctamente sintonizado.

Además de controlar algas, las ondas ultrasónicas también afectan bacterias anaeróbicas que forman biopelículas, base de infestaciones de mejillón cebra. Al impedir su desarrollo, el ultrasonido no solo limpia el agua, sino que ataca el problema en su origen.

Perfeccionando el Pulso

El ultrasonido opera produciendo frecuencias que coinciden con la frecuencia resonante natural de las células de algas, la tasa de vibración específica a la que sus estructuras internas comienzan a descomponerse. Al igual que un cantante de ópera puede romper una copa de vino, las ondas sonoras ultrasónicas pueden crear resonancia interna dentro de las algas, interrumpiendo sus funciones vitales.

En las algas verdeazuladas, esta resonancia colapsa las vesículas de gas que controlan la flotabilidad, haciendo que las células se hundan debajo de la zona fótica donde ya no pueden realizar la fotosíntesis, lo que las hace pasar hambre de manera efectiva. En las algas verdes, el ultrasonido interrumpe la propia membrana celular, lo que lleva a una descomposición gradual durante 3 a 4 semanas.

Pero para que el ultrasonido fuera viable para el control generalizado de algas y biopelículas, se tuvieron que resolver dos desafíos centrales:

  1. Identificar las frecuencias precisas efectivas en muchas especies de algas y biopelículas;
  2. Entregar esas frecuencias en el rango e intensidad correctos para lograr resultados específicos.

Con más de un millón de especies conocidas de algas y biopelícula, una solución única para todos no funciona. Los primeros sistemas ultrasónicos dependían de unas pocas frecuencias. La tecnología líder actual, gracias al trabajo pionero de George Hutchinson, el padre del tratamiento ultrasónico moderno de algas, emplea más de 4.000 frecuencias cuidadosamente ajustadas.

Cada frecuencia juega un papel específico: algunas rompen vesículas de gas en algas verdeazuladas, mientras que otras interfieren con la integridad de la pared celular o los procesos reproductivos. En muchos casos, los efectos comienzan dentro de las 24 horas posteriores al tratamiento.

Para que el tratamiento ultrasónico sea efectivo, la proximidad importa. El sonido debe introducirse dentro de un rango específico, típicamente entre 70 y 400 metros, dependiendo del organismo objetivo y el entorno.

Implementación de un proceso ultrasónico con resultados reproducibles

SonicPure está aquí para ayudar

Las algas no desaparecen por sí solas, pero nosotros sí podemos hacerlo posible. En SonicPure ofrecemos soluciones comprobadas para controlar y eliminar algas en sistemas de tratamiento de agua y otros cuerpos acuáticos. Descubre nuestros casos de éxito y recursos para ver los resultados en acción, y contáctanos en cualquier momento para recibir soporte experto.